El proceso arranca con la Fase de Participación, cuyo comienzo se escenifica manteniendo una primera toma de contacto entre el Ayuntamiento y las asociaciones, organizaciones, colectivos, entidades, movimientos vecinales y juntas municipales.
Este primer acercamiento resulta muy útil para que los técnicos tengan una primera previsión de las demandas que tienen los habitantes del barrio en el que se va a actuar. Una vez concluidos estos contactos iniciales, se procede a la constitución de las distintas mesas de trabajo, un proceso que se extiende a lo largo de un mes y medio.
Los vecinos trasladan los problemas que desean resolver
Estas mesas de trabajo se convierten en ágoras en las que los propios vecinos pueden trasladar de forma directa sus sugerencias, ideas y propuestas. Este paso permite a los técnicos identificar con un alto grado de exactitud los principales problemas que los ciudadanos desean que queden resueltos con el desarrollo de Murcia ADN Urbano en sus territorios.
La Fase de Participación da paso a la Fase de Activación, en la que llega el turno para la definición desde un punto de vista técnico de los proyectos que los expertos han seleccionado para su desarrollo. Este paso implica una aproximación a las líneas generales que va a tener el proyecto en cada entorno porque es cuando se marcan las tareas a realizar y se establecen prioridades para actuar, en función, por ejemplo, de la envergadura de los trabajos a llevar a cabo
Comienzo de los trabajos en la Fase de Agitación
Después llega el turno de la Fase de Agitación. Aquí es donde arrancan los trabajos propiamente dichos con la ejecución de las actuaciones de mejora acordadas. Un operativo formado por centenares de operarios comienzan a desarrollar su labor en el barrio en el que se han realizado las fases anteriores y dan solución a los problemas trasladados por los vecinos al tiempo que ejecutan las mejoras previstas en las fases anteriores.
La última parte prevista en la ejecución de Murcia ADN Urbano es la de la Fase de Proyección e implica la terminación de las obras planificadas y el inicio de una etapa en la que se realiza un seguimiento de todas las actuaciones llevadas a cabo con el objetivo de detectar alguna anomalía o aspectos que se puedan mejorar o restituir de cara al futuro.