El hecho de que Murcia ADN Urbano apueste por la participación provoca que los vecinos se identifiquen con el proyecto, pues el proceso posibilita que los ciudadanos intervengan de forma coordinada con las diferentes áreas del Ayuntamiento involucradas en las fases de ejecución de ADN Urbano, como pueden ser Comercio, Cultura, Urbanismo, Derechos Sociales, Infraestructura o Desarrollo Sostenible, entre otras.

La filosofía por la que aboga el proyecto Murcia ADN Urbano se caracteriza por seguir un nuevo e innovador modelo de administración y coordinación de proyectos. Los barrios se favorecen de las pequeñas intervenciones urbanas que se ejecutan, mientras que entre los vecinos se fomenta la unión y la colaboración entre ellos impulsando la creación de una red que tenga como objetivo la activación y la dinamización del barrio.

Favorecer la convivencia.
Otro factor social que propicia el desarrollo del proyecto Murcia ADN Urbano es integrar en un plano de igualdad a todos los vecinos y colectivos de los barrios en los que actúa, contribuyendo a que se superen de forma ordenada pequeñas problemáticas o situaciones difíciles que puedan existir en los territorios y actúen de freno para lograr una buena convivencia.

En cuanto a los barrios, los cientos de trabajos que se ejecutan relacionados con la mejora del arbolado, la accesibilidad, los juegos infantiles, el comercio y demás ayuda a que se potencie en el entorno la identidad de barrio, un elemento necesario para potenciar el sentimiento de pertenencia entre los habitantes de la zona.

Santa Eulalia como botón de muestra.
Un entorno urbano que encarna a la perfección la esencia que encierra el proyecto Murcia ADN Urbano es el barrio de Santa Eulalia, donde se llevó a cabo un proceso de participación ciudadana en el que los vecinos aportaron más de 3.000 sugerencias, que dieron paso a la realización de más de 1.000 mejoras que se llevaron a cabo de forma simultánea en varias calles del barrio.

El éxito que logró ADN Urbano en Santa Eulalia recabó los halagos de observadores internacionales que definieron el proyecto como un buen ejemplo de buenas prácticas en el entorno de la Unión Europea, hecho que motivó que otros países siguieran el ejemplo que inició Murcia.